Coge tu pincel e imagíname, dibuja mi contorno en ese lienzo y piérdete en la satisfacción de ese dibujo terminado. Cierra los ojos, recuérdame y escoge el color de mi pelo. Luego utiliza ese color grisáceo de tu sudadera que tanto me gusta ponerme. Suspira recordando mis piernas desnudas escapando de ti, jugando a no quererte. Sonríe al pintar esos ojos en los que te pierdes, que te enseñan la sinceridad de mis palabras.
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