martes, 20 de septiembre de 2011

Nadie dijo que fuera fácil levantarse.

-Desde que pasó eso fumas compulsivamente.
-Ella lo odiaba, es una especie de violencia pasiva.
-Está lejos, no sabe lo que haces, así que, ¿podrías dejar de destrozarte así los pulmones?
-No eres el más indicado para hablar, tampoco es bueno encerrarse en una habitación y evitar cualquier contacto con la gente de tu alrededor.
-Todos tenemos nuestros problemas.
-Exacto, así que métete en los tuyos y déjame en paz.
-Mira, soy tu hermano y no te voy a consentir ese comportamiento. Sé que lo estás pasando mal y estamos intentando apoyarte pero todos tenemos un límite y me dan ganas de mandarte a la mierda y te aseguro, que esta vez, no será un enfado de un par de horas así que ahora mismo vístete y vamos a trabajar. Haz algo de provecho en tu vida en vez de destrozarte las cuerdas vocales, sabes que no deberías fumar tanto.
-Puedo hacer con mi vida, con mis pulmones y con mis cuerdas vocales lo que me venga en gana. ¿Qué quiero fumar? Fumo. ¿Qué quiero saltar por un puente? Lo hago. ¿Qué más da, eh? ¿Qué más da? ¿Acaso a ella le importaría?
-No te comportes como un egoísta, ella no es la única persona que existe.
-Cierto, pero es la que me ha destrozado por ser una maldita cobarde. Ella y solo ella.
-Ella tiene nombre. Alessia, ¿recuerdas? Di su nombre, no está maldito ni nada de eso. ¡Es que te comportas como un crió! Estás exagerando.
-¡No lo hago! ¡No sabes por lo que estoy pasando! ¡No lo sabes!
-¡Claro que no lo sé! No tengo ni remota idea, solo sé que ese no es el comportamiento que debes tener en esta situación. Te estás hundiendo cada vez más y no dejas que nadie te ayude. ¿No ves que te alejas de todo? ¡El otro día discutiste con tu mejor amigo! ¿Hace cuanto no discutes con él? Llevas años y vas a destrozar esta amistad por tu antipatía. No todo en este mundo es bonito, la vida no es fácil pero hay que afrontarla. La llamas a ella cobarde y eres tú aquí el primero, en vez de luchar por salir a delante te comportas como una víctima, ¡ni que te hubiera pisoteado! No te quiere de la misma manera, pero ella no es la única chica en este mundo, hay muchísimas que desean que las des una oportunidad. Dáselas, continúa con tu vida, trabaja para distraerte y deja de hacernos sentir unos malnacidos a todos. Olvídala, narices, ¡olvídala! Ella no sabe lo que se pierde, es ella la que se arrepentirá. Tú has hecho todo lo posible, sí, no lo lograste, pero la vida se trata de caer y aprender a levantarse. Levántate ya, joder, levántate.
Me mordí el labio intentando reservarme las lágrimas. Sentía una gran presión en el pecho. Le di la espalda y miré por la ventana. ¿Cómo pretendía que yo pudiera levantarme? ¿Cómo? Ella era tan especial… A ella la había querido como a ninguna. Había amado desde sus preciosas sonrisas hasta la manía que tenía de revolverme el pelo cada vez que me levantaba. A nadie se lo hubiera permitido excepto a ella. Todo lo que hacía se me antojaba perfecto, incluso cuando se le quemaba la comida e intentaba engañarme diciendo que no le apetecía cocinar, que llamara para que nos trajearan cualquier cosa a casa. Como si pudiera mentirme oliendo a quemado. Realmente ella no pudo engañarme nunca, sus ojos la delataban siempre y ellos se mostraban tan sinceros… Después de todo lo que habíamos pasado juntos no sabía cómo me había rechazado de esa forma, cómo había ocultado sus sentimientos echándole la culpa a la distancia. ‘La distancia la forman las personas, no los kilómetros entre ellos’, le dije en su día y ella se limitó a quitarme la mirada. Lo recordaba como si fuera ayer. Y eso me dolía, me amargaba, me mataba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario